Colchagua

Si existe un lugar verdaderamente huaso, campesino en nuestro país, ese es Colchagua. Se trata de un territorio con una historia e identidad muy propia, vinculada a lo rural y al trabajo de la tierra.

Nos referiremos por Colchagua histórica-identitaria a las actuales provincias de Colchagua y Cardenal Caro, siendo este el territorio de mayor interés para nuestro trabajo. Por otro lado, cuando hablemos de Gran Colchagua estaremos refiriéndonos al territorio comprendido entre la comuna de Alhué, el estero Yali (comuna de Santo Domingo) y los límites norte de las provincias de Cachapoal y Cardenal Caro, por el norte, y el río Maule, por el sur, incluyendo así toda la zona que en distintos momentos históricos integró la antigua provincia de Colchagua.

Historia político-administrativa

Antes de la llegada de los españoles, el territorio de Colchagua fue habitado por los indígenas picunches. Los promaucaes, o picunches meridionales, formaron varios pueblos de indios en esta zona, cada uno de ellos comandado por un cacique. Destacan Nancagua, Colchagua y Lihueimo.

Iniciada la Colonia española la zona de Colchagua integró la provincia de Santiago. Comenzó también el asentamiento de hispánicos, entregándose diversas encomiendas a conquistadores como Jerónimo de Alderete (Pichidegua y Lihueimo) y Juan Gómez de Almagro (Rapel y Topocalma). En mayo de 1593 se creó el corregimiento de Colchagua, segregado del de Santiago, para atender de mejor forma los servicios de seguridad que requerían los hacendados.

En 1743 fue fundada la villa de San Fernando de Tinguiririca, que sirvió como cabecera de regimiento y con el fin de concentrar la población de los numerosos pueblos que existían en Colchagua. Algunas décadas más tarde, en 1786, el corregimiento pasó a denominarse partido de Colchagua.

Durante la Guerra de la Independencia, Colchagua fue escenario de las andanzas del prócer patrio Manuel Rodríguez Erdoíza y los Húsares de la Muerte. El territorio fue representado en el primer Congreso Nacional por curicanos y sanfernandinos. El censo de 1812 hace mención a la provincia de Colchagua. Ya asegurada la emancipación nacional, se sucedieron diversos cambios político-administrativos. En 1824 existía la delegación de Colchagua, perteneciente al departamento de Santiago.

El 30 de agosto de 1826 fue dictado el proyecto para la administración de las provincias, consagrando un régimen federal, diviendo el país en ocho provincias: Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé. La cuarta provincia tuvo como límites «desde la orilla sur del río Cachapoal hasta el río Maule», designándose como su capital a la villa de Curicó. Cuatro ciudades de importancia integraron, por tanto, la primitiva provincia: Río Claro (después Rengo), San Fernando, Curicó y Talca.

Colchagua estuvo dividida inicialmente en tres departamentos: San Fernando, Curicó y Talca. El primero fue dividido el 17 de septiembre de 1831, por acuerdo de la Asamblea Provincial, para conformar el departamento de Caupolicán a partir del territorio norte del de San Fernando. En tanto, los talquinos fueron tenaces opositores a depender de Curicó, por considerar a aquella ciudad como de menor importancia, logrando que el gobierno de José Joaquín Prieto erigiera aquel departamento colchagüino en provincia por ley del 5 de agosto de 1833. Curicó, en tanto, perdería su calidad de capital provincial por decreto de 1840, tomando su lugar San Fernando.

 

El territorio de Colchagua nuevamente sufrió una gran alteración con la segregación del departamento de Curicó para conformar la provincia homónima, en 1865.

Algunas décadas después, en 1891, fueron establecidas las comunas autónomas, dividiendo el poder administrativo que concentraban hasta entonces las municipalidades departamentales. Muchas de estas nuevas comunas existen hasta hoy; sin embargo, muchas otras fueron suprimidas y fusionadas con otros territorios. Es el caso de Huique, Auquinco, Tinguiririca, Cunaco y Población, por nombrar algunas.

En septiembre de 1925 se creó el departamento de San Vicente, segregando el territorio de la comuna homónima, Zúñiga, Pichidegua y Huique, hasta entonces pertenecientes a Caupolicán.

El dictador Carlos Ibáñez del Campo realizó una importante modificación a la división político-administrativa del país a través de dos decretos dictados en diciembre de 1927. Las provincias de Colchagua y O’Higgins fueron fusionadas, manteniendo la denominación de la primera pero fijando como capital a Rancagua. La nueva provincia se adjudicó además algunos territorios pertenecientes a Santiago (Alhué) y a Curicó (Santa Cruz, Lolol, Chépica y Paredones).

El cambio tuvo fuerte oposición y, finalizada la dictadura de Ibáñez, parlamentarios lograron revertir la fusión de O’Higgins y Colchagua. Un proyecto de ley de los diputados Óscar Gajardo, Gustavo Errázuriz, Néstor Valenzuela, Horacio Aránguiz, Nicasio Retamales, Jorge Urzúa, Armando Celis, Eduardo Moore y Humberto Mardones restableció en 1934 la provincia de Colchagua con capital San Fernando, aunque le arrebató el territorio de Caupolicán.

La provincia de Colchagua solo tuvo un cambio significativo en 1973, cuando ocurrió la creación del departamento costero de Cardenal Caro, capital Marchigüe, aunque su implementación se truncó con el advenimiento de la dictadura militar.

Fue este régimen el que, a pesar del fracaso que tuvo la unión de O’Higgins y Colchagua entre 1928 y 1934, volvió a insistir en ello con la creación de la VI Región del Libertador General Bernardo O’Higgins, que entró en vigencia a contar del 1 de enero de 1976, terminando así una historia de casi 150 años como división nacional de primer nivel.

La VI Región del Libertador quedó integrada inicialmente por las nuevas provincias de Cachapoal y Colchagua, siendo dividida esta en 1979 con la creación de la provincia Cardenal Caro (capital Pichilemu).

Aunque hubo alguna oposición rápidamente silenciada, la VI Región ha permanecido tal como fue concebida por la dictadura. El proceso de regionalización planteado y ejecutado por aquel régimen, dice la Subsecretaría de Desarrollo Regional, «no consideró elementos tales como la cultura, entendida por la conformación de comunidades intergeneracionales, más o menos completa institucionalmente, que ocupa un territorio y que muchas veces conforman territorios preexistentes al Estado» (SUBDERE, 2018: 19-20).

A ello se sumó que la propia Constitución Política de la República de 1980 establecía el número de regiones y provincias, impidiendo la creación de nuevas. Ello cambió en 2005 con las modificaciones realizadas bajo el mandato del presidente Ricardo Lagos. Pronto fueron creadas las regiones de Los Ríos y de Arica y Parinacota, dando respuesta a un profundo sentimiento regionalista de aquellos territorios. En 2017 sería el turno de la región de Ñuble.

En 2015 un grupo de diputados presentó un proyecto de resolución para solicitar a la Presidenta Michelle Bachelet la creación de una región integrada por las provincias de «Cachapoal Sur» (sic), Colchagua y Cardenal Caro, lo que fue aprobado por la Cámara. La SUBDERE respondió señalando que se encontraba en realización un estudio de propuesta metodológica para la evaluación técnica de modificaciones de la división político-administrativa del país, sin que al momento se conozcan dichos resultados.

 

Identidad local

Colchagua posee una idiosincrasia diferente al resto de la región de O’Higgins, una cultura e identidad arraigada al ámbito agrícola, y en el caso de su costa, al turismo y la actividad forestal; ello hace que se sienta lejana de las autoridades regionales. Han sido numerosos los personajes que se han referido a las características de esta zona, destacando su carácter rural, tan propio y tan identitario. Aquí algunos de ellos:

“Colchagua fue siempre importante entidad [del país]. [...] Los pueblos de Colchagua estaban situados en terrenos productivos para hacer en ellos sus siembras, susceptibles de riego en cuanto era posible”.
Joaquín Santa Cruz (1926)
“Se trata de un área tradicional en donde las relaciones sociales y económicas, y la vida misma de los individuos, dependieron del influjo que ejercía la gran propiedad y sus ciclos agrarios, en especial la producción del trigo. [...] Colchagua es territorio, es paisaje, es economía, es movimiento de hombres y circulación de mercaderías, en todo ello, en conjunto, desde mucho antes al siglo XIX”.
Eduardo Cavieres (2007)
“La provincia de Colchagua es una de las más apreciables del reino de Chile por la gran fertilidad de sus tierras. [...] Es Colchagua la provincia que tiene en su campiña personas más ricas”.
P. Felipe Gómez de Vidaurre (1789)
“En Colchagua nació el huaso. [...] [Su gente es] amable, alegre, hospitalaria, dicharachera, orgullosa y profundamente noble. Todo colchagüino se siente distinto, porque pertenece a la tierra donde se produjo la fusión de la sangre española con la indígena, que dio origen al pueblo chileno. Es, en otras palabras, donde nació Chile”.
Carlos Valenzuela Solís de Obando (1998)
“Nuestra provincia está en la zona central. Tiene características especiales: se le denomina la provincia más huasa de Chile. [...] La provincia de Colchagua es un abanico de quince comunas con sabor a autenticidad, a tierra chilena, con ese embrujo del paisaje, de su gente, de sus costumbres, de sus tradiciones, de su historia, de su encanto de vivir... entre el picacho albo de la cordillera y el mar verdiazul de su amplia costa”.
Víctor Luis Marín Calquín (1973)
“La provincia de Colchagua es denominada con justicia ‘la más huasa de Chile’. Y esto es cierto, claro y evidente como un axioma. El huaso colchagüino no es solamente el tipo tradicional de nuestros campos y como tal genuinamente folclórico, es algo más. Este huaso de chamanto multicolor, dicharachero, mordaz, violento, romántico y cruel a veces ha representado en nuestra historia toda una trayectoria magnífica”.
Archibaldo "Chito" Morales Villanueva (1956)

Personajes

Escritores y escritoras: Daniel Barros Grez, José Vargas Badilla, Mauricio Wácquez, Olegario Lazo, Luis Oyarzún Peña, Francisco Miralles y Gonzalo Drago.

Artistas: Agustina Gutiérrez Salazar, Los de Ramón, Alberto Valenzuela Llanos, Pedro Sienna, Ginette Acevedo.

Políticos y políticas: Alcibíades Roldán, Olga Maturana Espinoza, María Teresa Caroca Vargas, Luz Valdés Eguiguren, Clotilde Muñoz Contreras, Eduardo Charme, Domingo Santa María, Alberto Blest Gana, Juan Molina Arriagada, Juan Danús, Federico Errázuriz Echaurren y Federico Errázuriz Zañartu, Joel Marambio, Óscar Gajardo, Armando Jaramillo, Jorge Baraona.

Militares: Manuel Rodríguez, José María Palacios, Marcos Maturana, Feliciano Silva, Manuel José Soffía.

Otras ocupaciones: Amparo Arcaya (primera siquiatra infantil de Chile)

Participación ciudadana

Periódicos: El Porvenir (1864), La Región/Diario VI Región (1952), La Voz de Colchagua y La Palabra de San Fernando; La Unión y El Cóndor (1917) de Santa Cruz; La Comuna de Placilla; El Puerto (1908) de Pichilemu.

Patrimonio inmaterial

Artesanos mimbreros de Chimbarongo; arcilleras de Pañul; salineros de Cáhuil, La Villa, Barrancas y Lo Valdivia; sombrereros de La Lajuela; los productores de cuchillos parroninos en Población.

Fiestas religiosas y folclóricas, como San Andrés de Ciruelos, Expogama de Marchigüe, Vendimias de Santa Cruz y Peralillo, Virgen de las Nieves de Paredones, celebración de Puquillay.

Patrimonio material

Iglesia San Francisco de San Fernando, Liceo Neandro Schilling, Iglesia San Pedro de Alcántara de Paredones, Centro Cultural Ross de Pichilemu, túnel El Árbol (Pichilemu y Marchigüe), Bosque de Calabacillo de Navidad, museo Lircunlauta de San Fernando, casona Agustín Echeñique en Peralillo, hacienda de El Huique, centro histórico de Lolol, estaciones de Pichilemu, Colchagua, Chimbarongo y Placilla.